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Jesús y el Aborto

Aborto en la Iglesia

El 70% de los abortos en los Estados unidos son realizados en mujeres “cristianas”

Es un error asumir que debido a que muchas mujeres protestantes o católicas abortan, la Biblia sea ambivalente hacia el aborto. Lo que nos dicen estos números es que las personas que se proclaman a ellas mismas como “cristianas” no están comportándose como Cristo, y que muchas iglesias no están educando lo suficiente a sus miembros acerca del aborto.

El Instituto Alan Guttmacher nos dice que el 43% de las mujeres que abortan se identifican a sí mismas como “Evangélicas”, mientras que el 27% se identifican como Católicas.  Si esos números son correctos, nos deja con la aterradora conclusión de que el 70% de las mujeres que claman el nombre de Jesucristo se han realizado abortos. Esto está fuera de todo entendimiento. Mientras es verdad que el Instituto Alan  Guttmacher apoya el aborto, mientras es verdad que está en su interés el demostrar que hay un alto número de mujeres “religiosas” abortando, y mientras es verdad que las encuestas son fácilmente manipuladas para obtener el resultado que se desea, es también cierto que el aborto está sucediendo con gran frecuencia en la iglesia. Algunas personas verán esta evidencia y dirán que no hay nada no-cristiano acerca del aborto, pero esa es una conclusión muy equivocada.  La Biblia NO apoya en ninguna forma el aborto. Lo que nos dicen las cifras del Instituto Alan Guttmacher es que:

  • Hay muchas personas en este país que dicen ser seguidoras de Jesucristo pero que no viven como cristianas. “No todos los que me dicen ‘Señor, Señor’, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Pdre celestial.  Aquel día muchos me dirán: ´Señor, Señor, … Pero entonces les contestaré: ‘Nunca los conocí, ¡aléjense de mi, malhechores!” Mateo 7: 21-23

Lastimosamente las decisiones difíciles que se deben tomar en situaciones de crisis están manejadas por las emociones, produciendo una separación completa entre lo que dicen las emociones (alma) y lo que dice el espíritu (guiado por la Palabra de Dios). La iglesia (el conjunto de creyentes) congrega a personas que han decidido amar a Dios con cuerpo, alma y espíritu; pero cuando atravesamos una crisis, esta unidad se disgrega y actuamos como cualquier otra persona que no tiene un compromiso espiritual bien definido.

Unas palabras para cristianos

El aborto ha producido y sigue produciendo traumas indescriptibles en las personas, tanto de tipo físico y fisiológico como de tipo emocional. Hombres y mujeres deben pagar sus consecuencias por mucho tiempo y, posiblemente, nunca van a recibir la restauración emocional y espiritual que necesitan.   Se ha calculado que el 70% de las personas que han tenido abortos son cristianas (43% cristianas evangélicas y 27% de católicas). Todas estas mujeres, los hombres que perdieron su paternidad, los familiares y amigos que participaron en esta decisión también están sufriendo, sin estar conscientes, de las consecuencias emocionales y espirituales porque interfirieron en los planes de Dios para ese nuevo ser y terminaron con su vida.

Posiblemente por desconocimiento o por falta de interés el Cuerpo de Cristo no se ha involucrado en abrazar y consolar a todos estos cristianos que están sufriendo en silencio. No es suficiente decirles “Dios te ama y perdonó tus pecados” porque cada uno de estos hermanos debe “sentir” el amor de Dios y Su perdón en una forma personal. Esto lo logrará a través de un proceso. La iglesia (nosotros), como cristianos, estamos llamados a facilitar que las personas se reconcilien con Cristo.

No debemos enfocarnos solamente en apoyar y restaurar a quienes ya han caído. Debemos poner muchísimos esfuerzos en educar a nuestro pueblo para que no siga ocurriendo la muerte de inocentes. Recordemos las palabras del predicador Martín Niemoller, encarcelado por su oposición a Hitler, quien dijo:

En Alemania ellos (los seguidores de Hitler) llegaron primero por los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Ellos vinieron por los Judíos, y yo no hablé porque no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no hablé porque no era un sindicalista. Luego vinieron por los católicos, y yo no hablé porque era protestante. Luego vinieron por mí, y para entonces ya no había quien levante su voz.

Si le importa la muerte de criaturas inocentes, entonces por el amor de Dios, levante su voz. Hable y eduque a su familia. Hable con su vecino. Hable con sus amigos. Hable con su médico. Hable con su pastor. Pida que su iglesia se involucre en un ministerio pro-vida y que se hable desde el púlpito, en la escuela dominical, a los grupos de jóvenes. Eso es lo que nos pide el Señor. (Oseas 4: 4-10)