Si duda sobre el valor de la vida
Recuerde quién le hizo
¿Por qué el aborto es incorrecto? Usted puede debatir sobre el aborto hasta cierto punto y luego llegar a preguntas más profundas y complejas sobre la existencia humana. Esto es bueno. Nos hace bien pensar más profundamente acerca de lo que significa ser humano y por qué la vida tiene sentido y valor. Todos los argumentos a favor de la vida se basan en el principio de que la humanidad del no-nacido requiere reconocimiento y protección. Podemos argumentar esto porque en el Ecuador, tanto en la ley como en la práctica, se pone un valor único sobre la vida humana, proveyéndonos derechos que trascienden a aquellos que tienen otras formas de vida.
A pesar de ello, mientras nuestra sociedad claramente funciona bajo la premisa de que existe algo especial, único y noble en el ser humano, las bases filosóficas para dicha conclusión crecen cada vez más confusas. Casi todos viven con la presunción de que la vida humana tiene valor, pero si les presionamos, muy pocos podrán decirlo por qué. Algunas personas dicen que el ser humano no es más valioso que un gusano, pero nadie realmente vive o acepta que se le trate como tal. Todos nacemos con la convicción innata de que nuestra vida tiene valor.
En última instancia, la vida humana es valiosa porque Dios es valioso, y Dios es el autor de la vida humana. La única importancia de la existencia humana no termina aquí. No es solamente que Dios creó a los seres humanos, pero la Biblia nos dice que Él nos creó a Su propia imagen. Este es un honor y una responsabilidad entregada únicamente a nosotros. Aun de los ángeles, que tienen una responsabilidad similar a los seres humanos, no se menciona que fueron creados a la imagen de Dios.
Para aquellos que argumentan el valor trascendental del ser humano basados en el cuadro genético, enfocan en el hecho de la apariencia física con los chimpancés en un 95%. Este argumenta distorsiona completamente el punto más importante. El ser humano no es superior física o genéticamente al resto del planeta; somos superiores “espiritualmente”, por el hecho de que Dios nos creó a Su imagen. No es una imagen externa (Dios es espíritu y no tiene cuerpo), pero es una similitud interna, moral, espiritual y relacional. La misma habilidad de ponderar la esencia de su existencia es en sí mismo una manifestación de esta realidad.
No es el material genético en crudo el que le da significado a los seres humanos, es la atención única que es puesta en él por su Creador. Las pinturas que se han plasmado en el cielo raso de la Capilla Sixtina no son valiosas por los pigmentos que lo forman sino por la forma que lo dio el artista. El valor humano, en la misma forma, es una combinación del valor supremo de quien nos creo y del lugar en el que mantenemos el cuerpo de Su trabajo creativo. Podemos estar totalmente seguros de que cualquier pintura producida por Miguel Ángel, sin que importe el mérito estético, sería extremadamente valioso por el solo hecho de que fue Miguel Ángel quien lo pinto. De la misma forma, cualquier cosa que ha sido creada por Dios tiene valor porque Dios es Dios, pero el ser humano, como el cielo raso de la Capilla Sixtina, está en la cima de la creación de Dios. Como tal, el ser humano tiene un valor que muchísimo más allá que el resto de la creación de Dios.
Para aquellos que rehúsan creer que Dios es el autor y creador de la vida humana, no tienen ninguna base para asignar un significado especial al ser humano. El punto de vista humanista, secular, no tiene una respuesta del por qué la vida humana tiene valor. La única respuesta que nos pueden dar es que la vida humana no importa. Somos un accidente casual en el que la vida humana no fue el resultado de un diseño, pero una simple coincidencia. El punto de vista universal sobre la evolución es aceptado por casi todo el mundo en teoría pero no en la práctica. Evolucionistas todavía tratan de vivir sus vidas con la presunción de que la vida es importante, de que la vida es buena, y que esa es la razón de su existencia. Aún los defensores de los derechos de animales esperan de la humanidad lo que no esperan del reino animal en general. Cuando exigen que sus colegas humanos se abstengan de comer carne o de cazar o matar animales, ellos demandan un tipo de comportamiento que ni siquiera se mantiene entre los animales carnívoros “inferiores”. Este tipo de expectativa revela algo: a pesar de todas sus palabras sobre igualdad animal, ellos conocen que el ser humano es cualitativamente diferente.
La razón por la que mucha gente rechaza la simple explicación bíblica del origen del hombre y su valor es por los requerimientos morales de dicha aceptación. Quienquiera que cede a la autoridad de la Biblia debe admitir que cada ser humano que existe moralmente debe rendir cuentas a un Santo y perfecto Juez. La culpabilidad moral, de hecho, es una de las líneas divisorias entre el hombre y la bestia. Contrario al resto de la creación, el ser humano fue creado con la libertad para rebelarse en contra de su Creador, y en el Génesis (primer libro de la Biblia) nos relata que esta rebeldía comenzó en el mismo comienzo de la humanidad. En lo profundo, bajo todo ese bagaje de ideología humanista, todos nosotros, incluyendo a ateos y agnósticos, sabemos que existe un Dios. La Biblia sólo nos aclara y confirma.
“Dios muestra que está indignado con los que se rebelan contra él y cometen injusticias contra los demás. Conocen la verdad pero la ocultan con las cosas malas que hacen. Lo que se conoce de Dios, ellos lo saben muy bien porque Dios mismo se los ha mostrado. Porque lo que no se conoce de Dios, o sea su poder eterno y todo aquello que lo hace ser Dios, se ha hecho claramente visible desde la creación del mundo. El ser humano ha podido entender todo esto con facilidad al observar la creación de Dios. Así que la humanidad no tiene excusa alguna para hacer todo el mal que hace. Aunque los seres humanos conocían a Dios, no lo respetaron como él se merece ni le dieron gracias. Terminaron pensando bobadas y se cerraron al entendimiento. Se creían sabios, pero sólo eran unos tontos, y cambiaron la grandeza del Dios inmortal para adorar ídolos, hechos con forma de simples hombres mortales, aves, cuadrúpedos y serpientes. La gente estaba llena de pecado y quería hacer solamente el mal, por eso Dios los dejó que siguieran cometiendo pecados sexuales y deshonraran su cuerpo unos con otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira. Adoraron y sirvieron a la creación en lugar de adorar y servir a Dios, e3l Creador, a quien sea la honra para siempre. Así sea.” (Romanos 1: 18-25)
Al final, el valor del espíritu (su alma) de un ser humano trasciende el valor del todo el universo material. Un espíritu humano es más valioso que toda la Capilla Sixtina y todas las obras de Miguel Ángel puestas juntas. Esto es verdad no porque el ser humano esté al final de la supuesta cadena de evolución, sino porque fue creado a la misma imagen de Dios y existirá eternamente sea en el cielo o en el infierno. Si usted rechaza esta premisa, es bastante difícil que usted encuentre suficientes bases para condenar el asesinato de bebés no-nacidos. Por supuesto que dicho rechazo también hace imposible el condenar la muerte de cualquier ser humano en general. Sin un estándar moral absoluto, aún la maldad más atroz del universo, por definición, dejaría de existir. No podemos tener las dos posiciones. Sea que Dios nos creó y nos dio un valor especial, o Dios no nos creó, y la vida humana finalmente no tiene ningún significado.